Polacos pobres... en el papel
News from Poland / Trad. Octavio Ramírez
Jarek posee una de las casas más grandes de la cuadra. Es además
la más moderna y cuenta con seis recámaras, tres baños y un
colorido pasillo que se desplaza desde las puertas eléctricas justo
hasta el frente de la puerta, en el cual hace sombra al mediodía un
porche con columnas estilo italiano. Su impecable mercedes relumbra
pacientemente en el garaje separado. Jarek vive in absoluta
pobreza... al menos oficialmente.
Él además es altamente recomendado
por los vecinos en caso de que necesites un techo nuevo, pero en un
primer encuentro, Jarek negará todo.
“No sé por qué vienes a mí”,
dirá con los hombros encogidos. “¡En mi vida he arreglado un
techo!”
Pero entre las negaciones vienen
preguntas.
“¿Cuál es su casa?”
“¿Es aquella con las paredes
amarillas?”
“¿Tienes una antena satelital, no?”
Él sabe muy bien que algunas de sus
preguntas son falsas, y tal vez que no tienes una antena satelital.
Jarek está probando para ver si realmente quieres un techo nuevo o
eres un oficial del gobierno intentando atraparlo trabajando en el
“mercado gris”.
Finalmente satisfecho de que eres un
cliente normal él garabatea una lista de compras de productos que
necesitarás adquirir (porque él no se arriesgará a una operación
financiera negativa en caso de que cambies de opinión) y acordarás
la fecha y el precio -efectivo.
Todo este teatro se lleva a cabo a lo
largo y ancho de toda Polonia, incontables veces cada día.
Cuarentaicinco años de negociar en el mercado negro bajo el dominio
soviético se ha convertido en una tradición arraigada, aún a
veinticinco años de la restauración democrática.
Marek vive en la casa contigua, su casa
es un tanto cuanto elegante. Él es un especialista en ventanas pero
no se mostrará interesado en hacer negocios contigo.
Marek y su equipo sólo trabajan en
Alemania o Francia, donde su reputación por un excelente acabado y
precios les trae más clientes de boca en boca, más de lo que pueden
atender.
Estas son las más altas esferas de los
pobres en Polonia, pero el sector florece en todo su esplendor.
Conduciendo a través de las carreteras
troncales del país, es imposible ignorar el número de autos
aparcados en las orillas con anuncios hechos a mano en las ventanas.
A primeras es fácil creer que estas son las familias que venden sus
posesiones por crisis crediticias, pero la venta de automotores de
segunda mano es una fuente de ingreso regular.
Individuos y grupos viajan a lugares
tan lejanos como España y Gran Bretaña donde pueden adquirir autos
a un precio muy por debajo del valor en su propio territorio. El
beneficio de un sedán promedio puede igualar lo que un doctor gana
en dos meses, pero ahorrándose el estrés.
Particulares compraron no menos de 360
mil vehículos de todas las formas y medidas en 2008, pero quizás lo
sorprendente no debería de ser cuántos fueron, sin qué tan pocos.
Manteniéndose en el mismo camino por
la ciudad y no pasa mucho tiempo antes de que otra oportunidad de
gastar dinero aparezca. Hombres sentados bajo los árboles, mujeres y
niños de todas las edades al atardecer, jarras de bayas y setas a
sus pies. La mayoría de éstas vienen de los bosques locales y
fueron colectadas apenas al amanecer junto con algunos vegetales de
sus propios jardines.
En conjunto, ellos crean una red de
supermercados non-stop donde aquellos que se desplazan pueden
abastecerse sin hacer cola en el supermercado por mercancía que pudo
haber sido cosechada semanas antes. Ventas razonables pueden traer
ingresos dos veces el salario mínimo nacional.
Pero en el papel todas estas personas
no cuentan con ingresos. Y ellos están entre las familias que más
se privilegian con apoyos de uno o más miembros trabajando en el
extranjero. Al relacionar estos hechos nos explica por qué la mitad
de los polacos en edad de trabajar no están registrados como
desempleados o en busca de trabajo. Ellos son lo que el gobierno
llama “inactivos en el mercado laboral” e incluso admitiendo que
las cifras pueden ser inexactas.
Si las cifras oficiales fueran
ciertas, entonces el grueso de la pobreza in Polonia tomaría
proporciones trágicas y esta es una de las razones de por qué el
país arrastra la crítica internacional.
Aunque hay una palpable falta de
voluntad política para cambiar las cosas tal vez haya razón para
ello. Entre menor es el ingreso per cápita, mayor es el suministro
de fondos de la UE cuando llega el tiempo del presupuesto en
Bruselas. Y por supuesto, menor es lo que se demanda a la Comunidad
de Estados en contribuciones.
Pese a esto, que no debería haber
ninguna duda de muchos luchan por subsistir y algunos simplemente no
pueden. Para ellos, la red de seguridad está lejos de ser suficiente
y amurallada en un bloque de burocracia.
Pero las verdadesras cuestiones para
los estadísticas de la Euro deberían de ser, es la situación en
Polonia realmente más extrema que en otro país de la UE? De momento
nuestro reparador de techos de pago en efectivo, nuestro vendedor de
carros y los vendedores de setas en la carretera, todos ellos hacen
imposible de responder.
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