jueves, 1 de diciembre de 2011

Economía:


Polacos pobres... en el papel





News from Poland / Trad. Octavio Ramírez

Jarek posee una de las casas más grandes de la cuadra. Es además la más moderna y cuenta con seis recámaras, tres baños y un colorido pasillo que se desplaza desde las puertas eléctricas justo hasta el frente de la puerta, en el cual hace sombra al mediodía un porche con columnas estilo italiano. Su impecable mercedes relumbra pacientemente en el garaje separado. Jarek vive in absoluta pobreza... al menos oficialmente.

Él además es altamente recomendado por los vecinos en caso de que necesites un techo nuevo, pero en un primer encuentro, Jarek negará todo.

“No sé por qué vienes a mí”, dirá con los hombros encogidos. “¡En mi vida he arreglado un techo!”

Pero entre las negaciones vienen preguntas.

“¿Cuál es su casa?”

“¿Es aquella con las paredes amarillas?”

“¿Tienes una antena satelital, no?”


Él sabe muy bien que algunas de sus preguntas son falsas, y tal vez que no tienes una antena satelital. Jarek está probando para ver si realmente quieres un techo nuevo o eres un oficial del gobierno intentando atraparlo trabajando en el “mercado gris”.

Finalmente satisfecho de que eres un cliente normal él garabatea una lista de compras de productos que necesitarás adquirir (porque él no se arriesgará a una operación financiera negativa en caso de que cambies de opinión) y acordarás la fecha y el precio -efectivo.

Todo este teatro se lleva a cabo a lo largo y ancho de toda Polonia, incontables veces cada día. Cuarentaicinco años de negociar en el mercado negro bajo el dominio soviético se ha convertido en una tradición arraigada, aún a veinticinco años de la restauración democrática.

Marek vive en la casa contigua, su casa es un tanto cuanto elegante. Él es un especialista en ventanas pero no se mostrará interesado en hacer negocios contigo.

Marek y su equipo sólo trabajan en Alemania o Francia, donde su reputación por un excelente acabado y precios les trae más clientes de boca en boca, más de lo que pueden atender.

Estas son las más altas esferas de los pobres en Polonia, pero el sector florece en todo su esplendor.

Conduciendo a través de las carreteras troncales del país, es imposible ignorar el número de autos aparcados en las orillas con anuncios hechos a mano en las ventanas. A primeras es fácil creer que estas son las familias que venden sus posesiones por crisis crediticias, pero la venta de automotores de segunda mano es una fuente de ingreso regular.



Individuos y grupos viajan a lugares tan lejanos como España y Gran Bretaña donde pueden adquirir autos a un precio muy por debajo del valor en su propio territorio. El beneficio de un sedán promedio puede igualar lo que un doctor gana en dos meses, pero ahorrándose el estrés.

Particulares compraron no menos de 360 mil vehículos de todas las formas y medidas en 2008, pero quizás lo sorprendente no debería de ser cuántos fueron, sin qué tan pocos.

Manteniéndose en el mismo camino por la ciudad y no pasa mucho tiempo antes de que otra oportunidad de gastar dinero aparezca. Hombres sentados bajo los árboles, mujeres y niños de todas las edades al atardecer, jarras de bayas y setas a sus pies. La mayoría de éstas vienen de los bosques locales y fueron colectadas apenas al amanecer junto con algunos vegetales de sus propios jardines.



En conjunto, ellos crean una red de supermercados non-stop donde aquellos que se desplazan pueden abastecerse sin hacer cola en el supermercado por mercancía que pudo haber sido cosechada semanas antes. Ventas razonables pueden traer ingresos dos veces el salario mínimo nacional.

Pero en el papel todas estas personas no cuentan con ingresos. Y ellos están entre las familias que más se privilegian con apoyos de uno o más miembros trabajando en el extranjero. Al relacionar estos hechos nos explica por qué la mitad de los polacos en edad de trabajar no están registrados como desempleados o en busca de trabajo. Ellos son lo que el gobierno llama “inactivos en el mercado laboral” e incluso admitiendo que las cifras pueden ser inexactas.


Si las cifras oficiales fueran ciertas, entonces el grueso de la pobreza in Polonia tomaría proporciones trágicas y esta es una de las razones de por qué el país arrastra la crítica internacional.

Aunque hay una palpable falta de voluntad política para cambiar las cosas tal vez haya razón para ello. Entre menor es el ingreso per cápita, mayor es el suministro de fondos de la UE cuando llega el tiempo del presupuesto en Bruselas. Y por supuesto, menor es lo que se demanda a la Comunidad de Estados en contribuciones.


Pese a esto, que no debería haber ninguna duda de muchos luchan por subsistir y algunos simplemente no pueden. Para ellos, la red de seguridad está lejos de ser suficiente y amurallada en un bloque de burocracia.

Pero las verdadesras cuestiones para los estadísticas de la Euro deberían de ser, es la situación en Polonia realmente más extrema que en otro país de la UE? De momento nuestro reparador de techos de pago en efectivo, nuestro vendedor de carros y los vendedores de setas en la carretera, todos ellos hacen imposible de responder.

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